
El lago de los cisnes es la pieza a la que todo el mundo puede acudir si quiere hablar de ballet. Compuesta por Piotr Ilich Tchaikovsky en 1876, es una historia de amor, traiciones y fantasía protagonizada por dos amantes, Odette y Sigfrido, que se enfrentan a los hechizos del malvado brujo Rothbard y su hija Odile. Ha pasado por el repertorio de todas las grandes compañías del planeta, la han heredado todos los bailarines de máximas figuras de la danza, como Anna Pavlova o Rudolph Nureyev. La han bailado también el fontanero Mario, la muñeca Barbie o la actriz Natalie Portman, que interpretó a las protagonistas femeninas en su última adaptación al cine, El cisne negro, de Darren Aronofski.
La partitura del compositor ruso no comenzó con buen pie. En su estreno en el Teatro Bolshói de Moscú en 1877, no convenció ni a crítica ni a público. La primera bailarina del histórico teatro, Anna Sobeshchánskaya, reclamó al célebre coreógrafo Marius Petipa unos cambios que resaltaran su presencia en escena y forzó que Tchaikovsky recompusiera partes de la partitura. Pese a la fría acogida inicial, el ballet fue afianzándose y 60 años después de su estreno ya se convirtió en el paradigma de la danza en puntas, mallas y tutús. La única respuesta sobre ballet que conocen todos los jugadores de Trivial del mundo.
En 1995, el coreógrafo británico Matthew Bourne montó una adaptación de la tragedia de Odette y Sigfrido interpretada solo por bailarines masculinos. Es el espectáculo en el que interviene Billy Elliot al final de la película de Stephen Daldry, cuando ya ha superado todas las barreras y se ha convertido en un profesional de la danza. El sevillano Iván Delgado encarnó al cisne de Bourne en más de 200 funciones y ahora lo incluye en una conferencia danzada, junto a La muerte del cisne, de Les Ballets Trockadero de Monte Carlo, y La muerte de un cisne, de Michel Descombey, en la que demuestra que la expresividad de un cuerpo que se mueve al ritmo de la música no tiene barreras.
Iván Delgado del Río nace en Sevilla (1989). Comienza sus estudios de danza a sus 6 años con el Grupo de Danza San Ildefonso, donde se prepara y entra en el Conservatorio Profesional de Danza de Sevilla. En el 2006 se presenta al Concurso Nacional de Danza Ciudad de Castellón y gana una beca de estudios de un año en el London Studio Center (Londres). Allí forma parte de la compañía de danza Images of Dance. En 2007 entra en el English National Ballet School donde se gradúa en 2009. Durante su etapa en dicha escuela, tiene la oportunidad de trabajar con el English National Ballet y realiza una gira nacional e internacional con la compañía. En 2009 consigue su primer contrato profesional en el Scottish Ballet. Desde entonces ha formado parte de grandes compañías tales como la ya nombrada English National Ballet, Matthew Bourne ́s New Adventures, New English Ballet Theater, Corella Ballet, Carmen Roche Ballet y Staatstheater Nürnberg Ballet donde interpreta un amplio repertorio. Desde 2019 trabaja internacionalmente como freelance. Entre sus diferentes proyectos, Iván ha sido primer bailarín en la producción de “El Lago de los Cisnes” en el Teatro Mogador o “Mi primer Cascanueces” en el Teatro Châtelet de París con Karl Paquette como director artístico. Además ha participado en galas como la Gran Gala Estrellas de la Danza dirigida por José Carlos Martinez, o la Gala Mi Arraigo Vuestra Danza dirigida por Esteban Berlanga en el Teatro Circo (Albacete) entre otras muchas, incluyendo la codirección de las galas de Peus a Terra en Menorca dirigidas por Africa Brau. Además, ha sido invitado como maestro, coreógrafo o reponedor de piezas del repertorio de la danza clásica en escuelas como el Institut del Teatre, PAR Dansa (Programa de alto rendimiento), Conservatorio Profesional de Danza de Sevilla Antonio Ruiz Soler, Conservatorio Profesional de Danza de Valencia, el Conservatorio Profesional de Danza de Cáceres, o la Escuela Profesional de Danza de Castilla León “Ana Laguna”, entre otros.
La danza está en constante evolución. Busca nuevas vías de expresión tanto en la coreografía de partituras clásicas como en la puesta en escena de piezas creadas por autores contemporáneos.
También trata de dar voz a las inquietudes de la sociedad, romper barreras y acabar con los estereotipos. Bach tiene encaje entre los ritmos surgidos de las calles del siglo XXI, el cisne de Tchaikovsky puede interpretarlo un hombre. La adaptación de la danza a los intereses de los nuevos espectadores es la guía que marca el arranque del ciclo Mediterráneo en Danza, que vuelve un año más a nuestras sedes de Alicante y Murcia.