Amparo Tormo
Obras del artista
Tras acabar en 1983 sus estudios de Bellas Artes en la especialidad de Escultura, Amparo Tormo ha desarrollado silenciosamente una trayectoria personal en la que el compromiso consigo misma ha prevalecido sobre otras consideraciones coyunturales y exteriores.
La obra escultórica de Amparo Tormo es hondamente reflexiva y obsesiva en términos de formalización. Sus desnudas superficies bruñidas con capas y capas de granito definen una apuesta personal a medio camino entre la dirección marcada por la supremacía de la sensibilidad pura y la negación radical del minimalismo que rechaza la existencia de nada más allá de la forma material.
Con todo, es evidente que algunos aspectos del minimalismo están asimilados eficazmente por esta artista que tiene conciencia de que las estructuras seriales, la repetición y la modulación también pueden abundar dialécticamente en la diferencia.
En buena medida, la exactitud sitúa la profundidad en la superficie, hace visible la estructura, convierte la piel de la obra en un espejo enfrentado consigo mismo. Hay en la escultura de Amparo Tormo una preocupación constante por el misterio, por el poder del vacío, de la ausencia, de la negación.
Amparo Tormo es capaz de unir, en su singular poética escultórica, gravedad y levedad, el peso de la materia con la evocación. Hay en toda la obra de esta creadora un juego de contrarios: "Quiero hacer una reflexión sobre el propio lenguaje, sobre la necesidad de hablar y la dificultad o imposibilidad de hacerlo. Siempre, al deseo de comunicación y acercamiento, va unido un profundo deseo de crear distancias, de mantener un territorio privado".

