Darío Urzay
Obras del artista
Estudia Bellas Artes en la Universidad del País Vasco entre 1977 y 1982. Ya desde entonces su posicionamiento artístico ha estado anclado firme y críticamente en la figuración, en la problemática de la representación de aquello que nos rodea. De hecho, su obra ha estado asociada desde finales de los ochenta y los noventa a esas corrientes neofigurativas que han recalado en lo pictórico con una actitud híbrida e integradora de diversas técnicas. La resina, la fotografía y las impresiones digitales han sido elementos conformadores de su personal poética que ha ido evolucionando hacia composiciones cada vez menos referenciales que parecen oscilar entre la microbiología y el paisaje.
Darío Urzay ha desarrollado en esta última década una serie de obras fascinantes -en el sentido más literal y casi hipnótico de la palabra- en las que se articula de un modo tan personal como complejo la fotografía y la pintura (por emplear dos términos al uso que dejan de tener sentido como tales en este secular combate desplegado por Urzay). En muchos aspectos, resulta extraordinariamente complicado deslindar la naturaleza fotográfica, digital y/o pictórica de estas magníficas piezas impecablemente resueltas. Más allá , más acá o indisolublemente "pegado" a todo ello (como la deslumbrante película de resina sintética transparente) el interés de su trabajo se afianza con la contemplación y la percepción sosegadas.
De un modo inhabitual, Urzay nos demuestra el estrecho vinculo que existe entre abstracción y figuración. Abstraer es sinónimo de esencial, de sustancial. Cuando un artista -como Darío Urzay lo hace- es capaz de trabajar profundamente con lo esencial, se aleja de esa identificación que el arte abstracto -y sobre todo la pintura- ha tenido que soportar como una losa: abstracción = decorativa. Antes por el contrario, la abstracción es la base del pensamiento conceptual. Pensamiento visual que algunos creadores saben materializar con eficacia.
