Gonzalo Puch
Obras del artista
De formación autodidacta, dejó de pintar con pinceles a principios de los noventa para pasar a pintar con la luz y una cámara fotográfica unas cuidadas puestas a escena cargadas de sensibilidad e ironía a partes iguales. Su ruptura con el medio pictórico se enfatizó con la utilización de la fotografía no tanto como un registro mecánico igualmente representativo sino como pseudo-documental de unos espacios y personajes cotidianos transformados en situaciones y actores marcadamente teatralizados. De este modo, Puch parece evocar sucesos más que representarlos.
Partiendo de espacios domésticos, de impersonales lugares de trabajo, Puch transforma esos cubículos impersonales en alucinantes laboratorios tan imaginarios como reales. Lo que vemos bajo la precisión técnica del revelado fotográfico es toda una revelación de unas construcciones mentales que Puch es capaz de materializar con la habilidad del prestidigitador. Hace realidad sus sueños cargados de belleza y sentido del humor. Objetos artificiales y elementos naturales se agrupan y disponen, con calculada precisión, a lo largo y ancho de espacios interiores que acogen un complejo y barroco juego de relaciones que incitan al espectador a rastrear con la imaginación los diferentes sentidos de estas sopas de letras tridimensionales carentes de su simplista linealidad.
Con una estética acumulativa cercana aparentemente a la fragmentación propia de la deconstrucción, pero radicalmente distinta, y lejos desmembrar un objeto, concepto, o espacio único y recomponerlo físicamente como elemento artístico, Puch reconstruye una realidad ficcional en la que conviven objetos domésticos, maquetas cuasi arquitectónicas, elementos vegetales, todo bañado por una iluminación muy elaborada y eficaz. La acumulación y saturación abundan en el desasosiego acelerado y permanente de las vidas actuales

